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2008. augusztus 26., kedd

Predicación del domingo 10 de agosto de 2008

Buenos Aires
por rev. Kristóf Tóth
Para escuchar la predicación haga click aquí!
Lección: 
Texto: Galatas 4,1-5
1Azt mondom pedig, hogy ameddig az örökös kiskorú, addig semmiben sem különbözik a szolgától, jóllehet ura mindennek, 2hanem gyámok és gondozók fennhatósága alatt áll az apa által megszabott ideig. 3Így mi is, amikor kiskorúak voltunk, a világ elemei alá voltunk vetve szolgaságra. 4De amikor eljött az idő teljessége, Isten elküldte Fiát, aki asszonytól született a törvénynek alávetve, 5hogy a törvény alatt levőket megváltsa, hogy Isten fiaivá legyünk. 
  1También digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del siervo, aunque es señor de todo; 2Mas está debajo de tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. 3Así también nosotros, cuando éramos niños, éramos siervos bajo los rudimentos del mundo. 4Mas venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió su Hijo, hecho de mujer, hecho súbdito á la ley, 5Para que redimiese á los que estaban debajo de la ley, á fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
Título: 

Prólogo
Queridos Hermanos! 
A partir de enero hablamos de la palabra de Dios de la epistola del San Pablo a los galatos. Acordamos en unas cosas importantes, por ejemplo que la ley y la gracia funcionan juntos, no podemos separarlos uno de otro. La ley nos ayuda a realizar que estamos pecadores que merecen pena de muerte, y la gracia nos ayuda a encontrar el efugio hacia la ala de Dios – a través de la ofrenda, el sacrificio de Jesucristo. El se murió en la cruz de Golgotá, y su sangre puede limpiarnos y liberarnos del castigo. 
Hoy empezamos el cuarto capítulo de la epistola. Antes de la continuación, quiero fijar una cosa sobre las galatas. Las Galatas eran en grueso buenos cristianos. Creian en Cristo el Salvador, el Espíritu Santo, y el Padre, usaron sus dones espirituales, vivieron según la voluntad del Dios. Solo tienen una cosa malinterpretada sobre la coneción entre la ley y la gracia. Sin embargo eran cristianos renacidos. Entonces no quienquiera puede pensar que estas palabras hablan a su mismo, solo el cristiano renacido. 
Ahora quiero hablar sobre tres cosas: primero: vivir entre límites; segundo: vivir libre; y tercero: ser hijos del Señor.  
1. Entre límites 
Durante nuestra vida en este mundo hallamos límites – algunas veces chocamos con ellos. No vivimos para siempre, no tenemos fuerza sin límite, no sabemos todos. No podemos hacer todos lo que queremos, no podemos tener todos lo que deseamos. Y puedo decir más, pero no lo hago. Entonces, nuestra vida anda entre los límites. Ellos son útiles y algunas veces nos atrazan. Pero les existen, le gustamos o no. 
Los límites útiles nos muestran la pista correcta y ayúdan saber hacía y hasta dónde podemos ir. Muestran las posibilidades y la fuerza del hombre. Sin estos límites es muy fácil a perder control e ir a mala dirección. Si conducemos nuestra vida según la voluntad del Señor, tocamos estos límites muy poca veces. Funcionan cómo la pasamano. Creo que estos límites son de Dios.
Los límites inútiles o atrazados no ayúdannos. Nos separan de Dios. Roban nuestro confianza. Destruyen la conexión con Dios. Estos funcionan cómo un freno que frena sin fin y no deja lanzarse. Chocamos con estos límites muchas veces y nos hacen aburridos. Creo que estos límites no son de Dios. 
Entonces – si lo entiendo bien – necesitamos mantener los límites buenos, y tenemos que apoyarnos en ellos, pero necesitamos dejar los límites malos, tenemos que ser liberados de ellos. Bueno – pero cómo? Claro que no puedo dar soluciónes perfectas universales, soy un hombre entre límites. Pero lo conozco El que si puede!
2. La libertad 
Una cosa muy importante: la libertad no significa que todo el mundo puede hacer todos que quiere. Ni en la familia, ni en el mundo, ni en la sociedad, ni en la iglesia. Porque todos nosotros necesitamos lugar para vivir, no solo espacio, sino lugar para realizar nuestra voluntad. Y mientras realizamos la voluntad, conectamos, chocamos con la voluntad realizada de los otros. Y listo es el conflicto. Lucha, grita, enojo. Por eso cuando hablamos de la libertad, tenemos que hacerlo como una colectividad. Somos pertes de la comunidad, y podemos realizar nuestra voluntad en la comunidad. Es cierto en la iglesia también.
Si existe libertad cristiana? Hay lugar para la libertad en la iglesia? Mucha gente piensa que no. La iglesia es una organización muy regulada – dicen – y Dios dice todo lo que hacen los miembros. Todos que conocen Dios y participan una iglesia viva, saben que eso no es verdad. La comunidad cristiana tiene una organización – se llama Iglesia – que funciona según reglas de Dios pero por humanos. Y los humanos pueden ser mucho más rígidos y regulados que Dios. La voluntad de Dios, designio original de la Iglesia era la fraternidad. Cuando los humanos pueder ver Dios cómo Padre amador y unos a otros cómo hermanos y hermanas. Y entre padre y hijos, hermanos y hermanas no hay lugar para dictatura. 
La única persona que puede restringir la libertad de los cristianos es el Diablo. El vive solo para destruir, cortar, matar. Pero la santidad de Jesus es tan fuerte que hace dos mil años el Diablo no puede triunfar a los cristianos. No puede dañar a nosotros tampoco – solamente si nosotros le permitimos.
3. Hijos del Señor
Hasta que quedamos cerca de Dios, somos libres. Antes que nada somos libres de los pecados. No quiero decir que los cristianos nunca cometen errores, culpas, delitos, vicios, pero por la fuerte de Jesús, no somos obligados. Somos libres para no hacer malas cosas. 
La causa de esto es la sacrifición de Jesucristo. 
Yo trabajo con cautivos hace muchos años. En los instituciones penitenciarios enseñe al menos una cosa. Bueno, dos. Uno: todo el mundo piensa que solamente los otros pueden ir a cárcel; y dos: que valor tiene la libertad. Hay muchas cosas en la vida que podemos evaluar solo cuando ya perdimos para siempre: sanidad, libertad, parientes, amigos. Y realizamos este muchas veces demasiado tarde. 
Hay una posibilidad para evitar este. Hay que ser hijo del Dios. Cómo hijo de Dios podemos estar en cárcel, internado en una clinica, podemos estar solos, sin parientes y amigos. Porque con Dios tenemos nuevas dimenziones. Podemos entender la vida – con las problemas, guerras, luchas, enfermedades, violencia, etc. – en una otra manera. Podemos ver la gente, el mundo a través de los anteojos de Dios. Cómo los vió Jesus, cuando se murió por ellos. Por nosotros. A través de su muerte podemos ser hijos de Dios. Solo así podemos reestablecer la conexión con Dios y podemos volver a tener lugar en el cielo, al lado del Señor Jesucristo.
Es bueno a ser hijo de Dios, te lo juro. Yo vivo así hace más de 15 años. Tengo pasamanos que me ayúdan a encontrar el carril conveniente hacía el país del Dios. Tengo fuerte recibído de Jesus para luchar contra mi deseo a hacer delitos. Muchas veces lo gano. Algunas veces no, pero Jesus siempre me ayúda levantarse y continuar. Y tengo libertad. Libertad al unisono con la libertad de los otros. Libertad con responsabilidad. Y confio que no hay libertad más grande que ser hijo de Dios.  
Epílogo
Queridos Hermanos y Hermanas! Vivo acá, en Buenos Aires hace 46 meses. Doy gracias a Dios que puendo expresar mis pensamientos en su idioma, sobre todo que antes que llegamos aqui no hablé ni una palabra en castellano. Lo se que cometio errores en la predicación pero espero que pacados no, y todos ustedes van a llevar algo a casa, sobre los límites y la libertad en Jesús. 
Ámen! 






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